CONTEXTO HISTÓRICO

Una colaboración de Rosa Serra Rotés

El 2 de mayo de 1972 salía el último tren de la estación de Guardiola de Berguedà en dirección a Manresa y Barcelona y se clausuraba el tramo de Guardiola en Cal Rosal. Un año más tarde, el 30 de junio de 1973 la locomotora Alsthom diesel, de 825 caballos, arrastraba el último tren de pasajeros de Cal Rosal hasta Barcelona. Pocas personas intentaron salvar la línea y no lo lograron. No supimos entender lo mucho que se perdía.

Desde que en 1825 se inauguró el primer ferrocarril público del mundo, el Stockton and Darlington Railway en el noreste de Inglaterra, que el ferrocarril se convirtió, no solo en el símbolo de la revolución industrial y del progreso tecnológico, sino también, y aún hoy, en el sistema de transporte más fiable, seguro y eficaz.

El proyecto del “Ferrocarril Tranvía Económico Manresa-Berga” fue el único proyecto de ferrocarril secundario realizado en la Cataluña central. Fue aprobado por el gobierno en 1880 y pagado por los fabricantes algodoneros de las colonias textiles. En 1884 llegaba a Sallent, en 1885 en Puig-reig y en 1887 en la estación de Cal Rosal, en Olvan. En 1904 llega a Guardiola de Berguedà y en 1914 se conecta con el carrilet de Guardiola a la fábrica de cemento Asland del Clot del Moro.

Entonces, todo el valle del Llobregat, desde el nacimiento del río hasta el delta quedaba conectado por un estrecho corredor industrial y de comunicaciones que se convertía en lo que los historiadores han llamado el nervio de Cataluña.

La construcción de la línea ferroviaria, sumada a la de la carretera, provocó una transformación extraordinaria de esa parte del país. El tendido de la línea férrea, que requirió la construcción de puentes y túneles, y la construcción de estaciones y apeaderos, dio una nueva fisonomía al Alt Llobregat ya sus pueblos, que crecieron al pie de esta infraestructura.

Gironella es un magnífico ejemplo de ello: el tren cruzaba y definía la nueva calle con categoría de Avenida, y la estación se convertía en el corazón que latía a ritmo de horario ferroviario, el nuevo centro de la Perla del Llobregat, calificativo con el que se empezó a conocer cuando el tren hizo de comunicador, de informador, de referente publicitario.

El tren desplegó una intensa actividad económica por la que se convirtió en el medio de transporte de materias primas -algodón, carbón, madera, setas-, y productos manufacturados -hilados y tejidos de algodón, cajas de naranjas y cemento-. También transportaba productos alimenticios de todo tipo que ampliaron notablemente la dieta de la gente de la comarca, y que marcan las diferentes etapas históricas: bacalao, judías peronas, yogures, bebidas azucaradas… El tren también subía cargado de muebles, ropa, herramientas y máquinas, además de los primeros electrodomésticos y, cómo no, el correo y la prensa diaria.

Fue un tren para todos, y aunque los vagones de primera y segunda clase podían marcar una cierta categoría, se mezclaban mineros, excursionistas, veraneantes, buscadores de setas y emigrantes. Como en todas partes donde se desplegó la red ferroviaria, se utilizaba para ir a trabajar, al mercado ya la feria, a fiesta mayor, al cine, a la fuente oa bañarse en el río; al médico y al notario, y sobre todo por bajar a Barcelona.

Llenaba de humo las calles de los pueblos por donde pasaba; detenía el tráfico de la carretera por los muchos pasos a nivel que había; de vez en cuando se volcaba algún vagón cargado de carbón o cemento; le recriminábamos la lentitud, los constantes paros en estaciones y apeaderos, el traqueteo, que se hacía viejo…

Pero transportaba mucho más que productos y personas; sus vagones iban llenos de experiencias, diálogos, oportunidades de compartir, miradas diferentes, chismes, noticias, contradicciones, oportunidades, sueños, proyectos, dolores de cabeza, miedos, ilusiones… comunicaba, relacionaba, interrogaba.

Todo esto, que no es poco, es lo que perdimos el 30 de junio de 1973.

Rosa Serra Rotés (Puig-reig, 1958) es licenciada en Geografía y Historia por la Universidad de Barcelona y con un Diploma de Estudios Avanzados (DEA) por la misma universidad. En lo referente a su actividad profesional, ha sido profesora de secundaria (1982-1998); directora del Museo de las Minas de Cercs (1999-2005); directora de una empresa de consultoría (2006-2010) y responsable de diferentes labores de gestión y coordinación en la Diputación de Barcelona (2011-2019). Ha publicado libros y artículos sobre historia de la comarca del Berguedà y sobre patrimonio industrial, especialmente sobre colonias industriales y sobre minería del carbón. Es miembro del «Àmbit de Recerques del Berguedà» desde su fundación y directora de la revista L’Erol desde el 2005.

EL PROCESO DE TRABAJO

En septiembre de 2021, el ayuntamiento de Gironella nos invita a visitar la zona de entrada del pueblo, donde tienen previsto realizar una mejora del trazado urbano; en la que valoraban, como forma de dignificación del espacio, incluir una intervención en la fachada de la zona de actuación. El espacio que encontramos es una acera muy estrecha y una casa con una fachada cruda y sin color. Nos explican que habrá una considerable ampliación del arcén, lo que permitirá que sea una zona mucho más transitable y que el mural en la fachada completaría esta intervención. Acotamos con el ayuntamiento y la concejala de cultura la temática que puede ser interesante plasmar, en el marco del proyecto de memoria de Gironella, y rápidamente sale el tema del tren, que desde Murs de Bitàcola también nos parece un episodio muy interesante, tanto por su dimensión social, industrial y económica, como también porque complementa el relato de las diversas actuaciones que hemos realizado por toda la zona del Berguedà y la cuenca del Llobregat (la industria textil y la minera en Berga, las colonias textiles de la Almendra de Merola, Balsareny, Navàs…).

A partir de ahí, decidimos realizar la intervención una vez se hayan comenzado las obras de mejora de la acera, lo que nos permite trabajar en unas mejores condiciones y poder acceder a las dos paredes en las que realizaremos la obra plástica. Esto se materializa, finalmente, a finales de febrero y principios de marzo de 2022. Como la obra del arcén seguía en proceso, hemos trabajado codo con codo con los operarios que la llevaban a cabo. Por ello, las condiciones de trabajo han sido algo complejas, tanto en el ámbito de seguridad como de accesibilidad a las paredes, por lo que nos vemos obligados a utilizar una grúa con unas características muy determinadas.

Finalmente, con mucha complicidad con los trabajadores de la obra, y también con todas las facilidades que nos da el ayuntamiento para llevar a cabo la intervención, trabajamos en las dos fachadas durante una semana y ejecutamos el mural. La zona, dado que está en obras, no es accesible para los vecinos. A medida que va avanzando la obra, el vecindario se acerca a ver el proceso, y se acercan a nosotros muchas personas, sobre todo ancianos, que nos explica cómo era el carrilet, cuál es la calle de la fotografía que estamos pintando, que ocurrió… Concluimos la obra esquivando, afortunadamente, las amenazas de lluvia; y las celebraciones de carnaval del pueblo de Gironella acompañan en los últimos días de trabajo con rúas por las calles.

Consideramos que la obra ha aportado mucho a esta dignificación del espacio y al mismo tiempo colabora en la recuperación de esta memoria histórica sobre el Berguedà y la cuenca del Llobregat y este episodio tan importante de nuestra historia como lo es el proceso de industrialización del principado.

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