El Casinet de Hostafrancs

Barcelona, 2022
CONTEXTO HISTÓRICO

En 1847 se constituía en Madrid La España Industrial, una empresa textil dedicada al algodón que estuvo activa durante 134 años, y que llegó a ser la más importante del estado de su ramo. La sociedad, impulsada por la familia igualadina, Muntadas y Campeny, era participada por algunas de las figuras más importantes de la política estatal. La empresa estableció su principal fábrica en el barrio de Hostafrancs, junto a la riera de Magòria, un territorio que hacía pocos años que se había segregado de Sants para pasar a ser Barcelona. La construcción de este vapor marcaría para siempre la historia y el urbanismo de Hostafrancs i Sants, así como las vidas de las personas que trabajaron.

Un cop es van inaugurar totes les seves seccions, a la fàbrica, que era equipada amb les màquines més modernes del moment, es realitzaven tots els processos de producció del tèxtil: la filatura, el tissatge, el blanqueig, la tinció, el secat i els acabats. Algo que permitía a los propietarios tener un gran control sobre el precio y la calidad de los productos.

Pronto la España empezó a destacarse por la implantación de medidas clientelares y paternalistas que serían una de las principales características de su política a lo largo de toda su historia. En palabras de los dueños: Una fábrica bien organizada equivale a un buen libro, por la influencia que ejerce, no solo en el bienestar material, sino en la moral del operario siempre y cuando, exista la disciplina que debe regir en todo gran centro de reunión. Sin embargo, políticas paternalistas, que, dadas las durísimas condiciones de trabajo, no evitaron los frecuentes conflictos entre los trabajadores y las trabajadoras y la dirección.

Tal y como denunciaban los trabajadores y trabajadoras: Este es el panorama de nuestras condiciones laborales: deficiencias de higiene y seguridad de las empresas, salarios insuficientes e inestabilidad en la ocupación. Las jornadas de trabajo son largas y duras; entramos a trabajar durante la infancia. Con diez años o incluso antes; los chicos y las chicas ya trabajamos en el taller o en la fábrica, donde hacemos las labores más ingratas o las tareas que no requieren ningún tipo de especialización.

Y es que el sector tenía la jornada de trabajo más larga en la industria, llegando a las 12 horas, por lo que con turnos se cubría el día entero. La mecanización fue también un motivo de conflicto, ya que, por un lado, permitió que las fábricas funcionaran con menos personal, condenando a muchas familias al hambre, y por otro permitió incorporar operarios menos formados. De esta forma trabajos que antes eran artesanales se vieron precarizados. Los dueños fueron incorporando a mujeres y niños a la fábrica hasta el punto de que el trabajo femenino se hizo mayoritario tanto en la hilatura como en el tisaje. Trabajadoras que cobraban menos ya menudo trabajaban a destajo. Contado con palabras de los propietarios: Hay que aprovechar la mano de obra más barata de mujeres, niñas y niños, ya que se ha de considerar que su salario es una aportación complementaria a la del padre o marido.

A las duras condiciones de vida obreras se sumaban las frecuentes epidemias que a lo largo del siglo XIX sufrió la ciudad de Barcelona, como las de cólera de 1854, 1865 y 1885 o la de fiebre amarilla de 1870. Si bien en la epidemia de cólera de 1854 la empresa instaló un hospital en la fábrica para facilitar tratamientos médicos a los obreros, esta medida no se repitió durante la del año 1885, dejando a los obreros desamparados en un momento de grave crisis en el textil. Desde sus orígenes las trabajadoras y trabajadores de la fábrica fueron líderes en muchas reivindicaciones laborales y sociales. La España Industrial fue escenario de luchas obreras como: el conflicto de las selfactinas, en 1854; la huelga general de 1855, para conseguir la asociación obrera; la revuelta en contra de las quintas de 1870, donde las mujeres tuvieron un gran protagonismo; la huelga por la pérdida del sueldo de los festivos entre semana, que fue promovida por el sindicato Tres classes de Vapors, en 1887; la huelga de 1890; la huelga de la Constancia de 1913, liderada por las hilanderas y las tejedoras, o la huelga general de 1916.

Una fuerte organización obrera que tuvo como respuesta mano dura y la aplicación de medidas intransigentes por parte de sus patronos. La España Industrial se integró en la Asociación de Industriales Téxtiles de Sants-Hospitalet, una entidad que fomentó la contratación de ardillas y la incorporación a las fábricas de grupos de matones. La espiral de violencia acabó desembocando en los años del Pistolerismo, durante los cuales, en la fábrica, fueron asesinados Joan Perramon, subjefe de hilaturas, y Salvador Miralles, escribiendo. La sospecha de que la familia Muntadas estuvo detrás del atentado que puso fin a la vida de Salvador Seguí, el Noi del Sucre, y del joven de Sants Francesc Comas estuvo presente desde el momento y ha sido sustentada por historiadores especializados en el ámbito del sindicalismo. En paralelo, siguiendo la línea de la política paternalista, y con el objetivo de rebajar la tensión, en 1929 se inauguraba la Obra Social de la España Industrial, una iniciativa que tuvo frutos como la casa- cuna, economato o dispensario.

En julio de 1936, después de la derrota del golpe de estado fascista en Barcelona, el director de la fábrica, Jose Maria D’Albert y Despujol se exilió en Italia primero y posteriormente en Sevilla donde colaboró con los sublevados. España Industrial fue colectivizada, pasando a control obrero. En aquellos años, a pesar de la escasez de materiales y las dificultades de la guerra, la fábrica siguió funcionando, produciendo para las necesidades de las milicias y del ejército popular. Con la entrada de las tropas fascistas en Barcelona, los antiguos propietarios recuperaron el control de la fábrica, que a partir de ese momento se dedicó a la producción de banderas franquistas.

A partir de ese momento Jose Maria D’Albert i Despujol vería recompensado su apoyo a los golpistas con encargos, cupos de algodón y con importantes cargos. Así en 1941 fue elegido presidente del Fomento del Trabajo Nacional, cargo que ostentará hasta 1952; y en 1945 fue nombrado alcalde de Barcelona, hasta su destitución a raíz de la huelga de tranvías de 1951. A lo largo de las décadas de los 40 y 50 la empresa siguió con las iniciativas de la Obra Social. En 1946 se inauguraba el campo de fútbol y el Casinet, un edificio que hacía la función de comedor y también era el espacio que acogía las actividades más sociales y lúdicas de los trabajadores.

A finales de la década de los sesenta se preparaban cambios profundos en la economía y la sociedad del país que afectarían a la empresa. Por un lado, el régimen franquista fue orientando sus esfuerzos hacia la construcción y la industria automovilística; y otra vez poco a poco se fueron incorporando tejidos sintéticos que arrinconaron el algodón. Las fábricas textiles como España Industrial entraron crisis y las instalaciones fabriles, sin las inversiones necesarias quedaron obsoletas. En paralelo el suelo urbano acabó siendo más rentable que la producción de las fábricas.

En 1962 la España Industrial se reestructuró, siendo el inicio de una decadencia que, en poco tiempo, llevaría a 6 reestructuraciones más, al traslado de la fábrica a Mollet en 1969 y al cierre definitivo en el año 1981. Con el cierre de la fábrica de Hostafrancs, la familia Muntadas, a través de una promotora inmobiliaria, impulsó una operación urbanística para recalificar los terrenos y edificar bloques de viviendas para casi 10.000 personas en el antiguo recinto de la fábrica. El proyecto comenzó, afectando a los terrenos del antiguo campo de fútbol de la fábrica, donde se edificaron enormes bloques en la calle del Rector Triadó, pero recibió una fuerte oposición por parte del vecindario, que inició un largo proceso judicial. Los vecinos y vecinas denunciaban que con aquella operación inmobiliaria unos barrios, que ya estaban muy densamente poblados y que no disponían sin zonas verdes ni equipamientos, lo serían aún más.

En 1974, el Plan Comarcal volvió a señalar los terrenos de La España Industrial como edificables, pero la movilización de las entidades y asociaciones de vecinos de Sants, Hostafrancs y la Bordeta consiguió que el plan se congelara en 1978 y que, finalmente, el terreno fuese dedicado a zona verde y equipamientos. El Casinet de Hostafrancs abrió de nuevo sus puertas en 1982, como Centro Cívico y el resto de los terrenos de la antigua fábrica se empezaron a transformar en 1984, cuando se iniciaron las obras del Parque de l ‘España Industrial, obra por los arquitectos Luis Peña Ganchegui, Antón Pagola y Monserrat Ruiz. Un año más tarde se inauguraba el parque y el antiguo vapor se convertía en un pulmón del barrio.

La propuesta de pintar el Casinet de Hostafrancs nos resultó desde un inicio una idea muy atractiva por el vínculo que tenemos con santos y por los diversos murales que hemos hecho en la zona, conocedores del pasado del barrio y de su intenso y fuerte tejido asociativo y la lucha por la defensa de la memoria histórica. Cuando nos lo plantearon, tuvimos que definir y acotar, junto con el Casinet, que decidíamos retratar de la extensa historia de las organizaciones del barrio -más de cien años de vida del Casinet, cuarenta años del casal de barrio…- y elegir qué contar de entre tantos y tantos episodios. Finalmente, consideramos que era importante, por un lado, la presencia de las mujeres en la imagen, porque aunque fueron principalmente ellas quienes llenaron las filas de la fábrica, era difícil encontrar fotografías en las que aparecieran y nos pareció importante visibilizar el trabajo de estas trabajadoras. Sin embargo, finalmente localizamos imágenes que hicieran honor a esta realidad del pasado de la fábrica. También estuvimos valorando la posibilidad de representar alguna imagen que hablara de los episodios que sucedieron tras el cierre de la fábrica, especialmente las reivindicaciones populares y vecinales para que la fábrica se convirtiera en un equipamiento comunitario y social. Fue una línea de trabajo interesante, pero finalmente decidimos focalizarnos en el período fabril. Dada la disposición y las características de la intervención, ya que se trataba de una pared muy horizontal, optamos por intentar convertir este inconveniente en una ventaja, debido a que nos permitía incluir diversas secuencias y elementos, tanto fotografías antiguas como elementos gráficos. En este caso, por la parte central del mural, hecha a color, utilizamos una fotografía de unas bovinas de hilo para hacer referencia a la actividad que se llevaba a cabo en la España industrial, pero también para realizar un pequeño juego visual y semántico haciendo referencia y representando el tejido del barrio y toda su trayectoria en este entorno, en el Casinet como centro cívico y en todo el barrio por su capacidad movilizadora y reivindicativa de los derechos de las vecinas. Por eso también que el título del mural está hecho emulando el punto de cruz y haciendo referencia doblemente al material que se fabricaba en el Casinet y al asociacionismo del barrio y su realidad social.

Ha sido un privilegio poder llevar a cabo este mural; fruto de un proyecto que se ha cocinado a fuego muy lento y con mucho cuidado y que nos ha acabado dando un resultado del que estamos muy satisfechas. Durante el acto de clausura, celebrando el cuarenta aniversario del Casinet, pudimos conocer a algunas de las trabajadoras de la antigua fábrica, y una vez más, tener el relato en primera persona que junto con el artículo histórico nos ha permitido conocer el valor memorístico del espacio y de la intervención.

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