El lavadero de la bajada del bebedero

La Riera de Gaià, Tarragona, 2020

El lavadero de la bajada del bebedero, también llamado de los cuatro lados, eran uno de los diversas albercas públicas que había en La Riera de Gaià, este aprovechaba el agua de la acequia.

Cuando hacer la colada era mucho más que eso...

Una colaboración de: Rosa Vendrell Miret

Maria Marqués, Remedios Miranda y Maria Ramón, lavanderas con nombre y apellido. Es de justícia. Con su delantal (pieza muy polivalente, por cierto), el cubo y el jabón hecho en casa. Postura forzada y siempre en contacto con el agua. Verano e invierno. Normalmente, acompañadas de las criaturas.

La memoria de las mujeres también es memoria historica, contrariament a lo que nos han podido enseñar en la escuela. La historia de una es la historia de todas las otras, como dice la escritora Marcela Serrano. Necesitamos un cambio de paradigma, «necesitamos una revuelta a la vida» como proclama la pedagoga Teresa Sanz. Sí. Con su esfuerzo las lavanderas aportaban a la familia higiene, salud, confort, cariño, placer, buen olor y dignidad (sobre todo si quien se ponía la ropa limpia estaba en prisión). Intangibles, sí, pero vitales. Cuando no contaban el tiempo ni las horas. Hacemos una lista de toda la suciedad que tenían que lavar? Os atrevéis? Sudor, legañas, mocos, orina, mierda, sangre

Los lavaderos han sido un lugar de trabajo para las tareas de lavar ropa y todo lo que conllevaba tener cuidado de las prendas de vestir y del hogar. Ablandar, blanquear (agua y sol en verano; ceniza y agua en invierno) restregar, picar, aclarar, escurrir, tender, etc. Y en casa repasar, coser, planchar, plegar, etc. Pero era un trabajo colectivo y los lavaderos han sido un lugar de encuentro lleno de energía y también un espacio de socialización, de alegrías y tristezas compartidas, de terapia grupal (con palabras y con los golpes de madera en el picador), de noviazgos, confesiones, supersticiones, tabús, transgresiones, revueltas y follón desenfadado. Un microcosmos alrededor del agua.

Los lavaderos han sido un espacio eminentemente de mujeres, donde los hombres, a veces, acompañaban a las mujeres para cargar la ropa y los utensilios, les encendían una pequeña hoguera para calentarse las manos, retiraban el fango del riachuelo si había llovido mucho, etc. Agua significa chiquillería, nos pasábamos todo el verano en la vera, atestigua Jordi Taurinyá de Prada de Conflent. Agua bien fría la que baja del canigó!! Las madres y las abuelas se traían la chiquillería al lavadero. La más pequeña jugaba y se entretenía con lo que fuera. La mayor ya ayudaba a lavar pañuelos y prendas pequeñas. Para algunas era una diversión, para otras, un asco, como a Olga Medina a quien les suben arcadas cuando escribe estas memorias en un correo electrónico a sus 80 años (Olga Medina de Vilafranca del Penedés).

Un lavadero es un elemento patrimonial material e inmaterial. En algunos de ellos veremos un panel explicativo donde se habla del propietario que cedió los terrenos o del constructor, de las características arquitectónicas, sin mencionar a las lavanderas y su labor con la ropa. Un lavadero es un pozo din fondo de historias, vivencias, refranes y canciones transmitidas oralmente. Algunos de ellos aún se usan como los de Caldes de Montbui (Vallés Oriental), Dorres (Puigcerdà) o Sóller (Mallorca). En la comarca de la Anoia, el lavadero de Sant MArtí de Tous es uno de los escenarios del Festival de Llegendes de Catalunya y en los «Firals de Bellvía» (Lérida) recrean la labor de las lavanderas construyendo expresamente un lavadero solo por un día. En Reus, la actriz y bailarina Irene Benavent ha creado el espectáculo «Els Rentadors», con el grupo Les artistes locals, encantadas de presentarlo. Al País Valencià, l’Agnès Vidal ha fet un interessant estudi sobre els llavadors, amb fotografíes i testimonis molt interessants En el País Valencià, Agnés Vidal ha hecho un interesante estudio sobre los lavaderos, con fotografías y testimonios muy interesantes (Fem safareig Ed del Bullent 2016). En Galicia, muchos lavaderos se han restaurado y se les ha dado una segunda vida como espacios culturales y de ocio donde los niños se bañan en verano.

La Neus Català antifascista y superviviente del campo de concentración de Ravensbruck, cuando era jovencita también limpiaba en el lavadero de su pueblo, Els Guiamets, y cuenta que allà les dones van organitzar-se per reclamar igualtat de salaris per a les feines al camp ahí las mujeres se organizaron para reclamar igualdad de salarios para las tareas del campo (Un cel de plom. Carme Martí. Ed. Amsterdam). Lavar la ropa también ha sido un acto de resistencia y militancia. Durante la Guerra Civil la lavandera gerundense Salvadora Catà lavaba la ropa de los soldados republicanos y fue la primera mujer republicana ejecutada el año 1939. Una pastilla de jabón era un tesoro en las prisiones franquista,según cuenta Maria Salvo, persa política durante 16 años.

Rosa Vendrell Miret. Autora del espectáculo cultural audiovisual Memorias Líquidas. Veus de les bugaderes, también primer capítulo de su segundo libro «Enlaira les ales» Ha presentado el espectáculo en una sesentena de pueblos donde ha recogido la memoria oral de la gente. Licenciada en Comunicación Audiovisual, técnica de Promoción de la Igualdad de Género y dinamizadora cultural y enoturística.

EL PROCESO DE TRABAJO

Era un centro neurálgico del pueblo, hacia la tarde todo el mundo traía los animales al bebedero. Muchos niños también lo convirtieron en piscina improvisada.

Hacia 1978 desaparecieron cuando se canalizó la acequia, y hasta el último día hubo mujeres que iban a hacer la colada. El mural es un homenaje a la mujer trabajadora, a las tareas invisibilizadas de los cuidados y el hogar, como lavar ropa (antes de que se convirtiese en escoger el programa de la lavadora), trajinar ropa arriba y a bajo, agua helada…

Tras un intenso debate a los pies del mural, el vecindario del pueblo concluyó que en la imagen podemos ver: Maria Marqués de Ca l’Albí, Remedios Miranda y Maria Ramon de Cal Rufí.

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