Vida campesina Camarasa

Camarasa, Lérida, 2021
CONTEXTO HISTÓRICO

Imagen de trabajo y recreo Las horcas, la paja, el cordero y los perros… final de la siega, los sombreros que protegen del fuerte sol del verano; momentos de alegría, los jóvenes de la familia Cusó y los amigos comparten la alegría de vivir. Bepeta, Casiano y Antoni eran primos. Su familia se había dedicado durante generaciones a la ganadería. Los hombres y también las mujeres participaban del cuidado de los rebaños, llevándolos a pastar o haciendo la trashumancia en el Pallars… Poseían pocas tierras, como la mayoría de los campesinos del pueblo, dedicadas al cultivo de los cereales, el olivo y el viñedo… todo dentro de un régimen de autoconsumo. El dinero se obtenía de la venta de los corderos y de la lana.
La alegría que nos transmiten estos jóvenes podemos contraponerla a las dificultades reales de la vida campesina, sobre todo en unos años en los que había pocas posibilidades de progreso económico y personal. Ellos serán ejemplo de una generación que cambió su futuro y se dedicó a otras profesiones. Bepeta estudió enfermería en la primera promoción de Lérida, gracias al esfuerzo de toda la familia. Casiano se hizo cargo del café y la fonda familiar, Antoni emigró a Barcelona -como los otros dos primos, Josep y Joan-. Pilar Naudí estudió magisterio.
El progresivo despoblamiento y el abandono de lo que durante siglos había sido la base de la economía de estas tierras, debe plantearnos la importancia de la recuperación de nuestra memoria colectiva y de nuestro futuro.

Las vueltas del Cusó: Francisco Riba, procedente de Cal Cosó de Figuerola, se casó en Camarasa con Teresa Boixés.  Sus hijas Josepa, Teresa y Maria cada día subían a Les Voltes, a más de una hora del pueblo caminando, a pastar el rebaño.
Lavando en el río: Muchas mujeres del pueblo bajaban al río a hacer la colada.  En invierno a menudo tenían que romper la capa de hielo.
En la era: Todas las mujeres de la familia trabajaban en los trabajos de la siega. Haciendo gavillas, atándolas con venciles, apilando las gavillas, haciendo la redada, quitando la paja…

EL PROCESO DE TRABAJO

El Ayuntamiento de Camarasa inició el proyecto Territori Artemisa, y en esta presente edición se invitó a Murs de Bitàcola a hacer una colaboración, una participación en este proyecto, ya que muchos de los valores y objetivos que persigue este proyecto del Ayuntamiento son compartidos por Murs de Bitàcola, básicamente tomar en consideración y poner en valor el patrimonio memorial del pueblo y velar por mantener vivos los recuerdos del pueblo, entendiendo su importancia en la trayectoria y orígenes del pueblo. Por tanto, este es un proyecto que oscila entre la creatividad y la intervención artística, pero siempre centrándose siempre en el valor del entorno y del patrimonio histórico de Camarasa.

No nos ha pasado por alto el hecho de que Camarasa, a pesar de ser un pueblo pequeño, ha sido escenario de episodios muy importados de la historia de nuestro país, como fue el lugar donde tuvo lugar el primer evento que acabó desencadenando la huelga de La Canadiense en 1919, una de las huelgas más significativas del territorio español y catalán, ya que gracias a ella España fue el primer país del mundo en el que se aprobó una legislación para conseguir jornadas laborales de ocho horas. Justamente los primeros despidos y las primeras protestas y llamadas a huelga tuvieron lugar en la central ubicada en Camarasa. Por otro lado, el pueblo, al igual que prácticamente todo el territorio, fue escenario de importantes episodios durante la guerra civil, ya que fue línea de frente y fuga y también una zona de maquis. Por tanto, todos estos episodios conforman también la memoria y el talante propios de Camarasa.

Pero finalmente consensuamos con el Ayuntamiento que lo más coherente, debido a que la actuación se enmarcaba en el proyecto Territorio Artemisa, se centrara en la vertiente más intrínseca de la comunidad: su origen campesino. Así pues, a la hora de decidir cuál era el episodio a retratar o que queríamos explicar sobre el pueblo, acordamos que era interesante hacer eco de la dura situación que ha vivido el sector del campesinado durante muchos años. El campesinado ha estado siempre muy vinculado a estos pequeños pueblos alejados de las grandes ciudades. A la hora de enfocar artísticamente este proyecto, una vez consensuado su temática, fue importante seleccionar con la comunidad cuál era la imagen que se representaría. Dadas las condiciones del edificio, nos parecía crucial que la intervención que hiciéramos no fuese muy estridente en el ámbito plástico y visual, sino que quedara integrada en el paisaje. Para ello, nos centramos en las tonalidades y colores del entorno paisajístico de la tierra de Camarasa, y seleccionar, como puede verse en las fotografías que acompañan esta entrada, la paleta cromática con la que ejecutaríamos la obra. El resultado final nos ha dejado muy satisfechos, e incluso hemos superado nuestras expectativas, puesto que el mural se mimetiza en el espacio y en el entorno.

Teniendo la oportunidad de conocer el relato en primera persona de las personas que vivieron en aquella época, se nos pone de manifiesto, una vez más, que a pesar de que fueron tiempos duros y austeros, que contrastan mucho con las comodidades que tenemos hoy en día; era también una época con un ambiente de comunidad y una cohesión y solidaridad muy fuertes, una forma de vivir en el pueblo, en el entorno y en el vecindario con unos vínculos muy significativos, que a veces parece que hoy en día hemos perdido, porque vivimos inmersos en nuestras propias burbujas en las nuevas tecnologías y hemos perdido valores como el apoyo mutuo entre vecinos y vecinas. Con este mural queremos también poner en valor y rendir homenaje a la gente mayor que vivió la dureza de la posguerra y salió adelante con muchísimas dificultades, a la vez que reivindicar estos valores tan importantes para que no se pierdan.

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