CONTEXTO HISTÓRICO

La Escala ha conservado, a lo largo de los siglos, una industria que le ha dado fama en todo el mundo: la salazón de anchoas. Más de cien laúdes de sardinales llenaban el antiguo puerto de La Escala, a principios de siglo. La pesca constituía la principal actividad económica, i de ella vivían la mayor parte de las familias del pueblo. Dos veces al día, antes de la salida del sol y poco antes de su ocaso, los sardinales salían a pescar. Los pescadores llamaban a estos dos momentos del día“alba de madrugada” y “alba de prima”.

Las grandes capturas de pescado hicieron necesaria su conservación en sal, el método más utilizado desde la antigüedad. En La Escala hay documentados diez salines o industrias de salazón desde el siglo XVIII. El trabajo de la salazón estaba reservado a las mujeres. Algunas industrias han llegado hasta nuestros días empleando el mismo método que entonces: extracción de las partes vulnerables, como la cabeza y la tripa, y colocación del pescado en barriles o tarros entre capas de sal gorda. También se elaboraban arengades (sardinas en salazón) y aceitunas rellenas de anchoa.

En cuanto a la fotografía en La Escala es obligado referirse a Josep Esquirol (Barcelona, 1874-L’Escala, 1931), personaje que desarrolló una notable actividad fotográfica junto a otras ocupaciones. Esquirol no solo fue unretratista de estudio, sino que salió a documentar todos los acontecimientos de la vida cotidiana. Destacan entre sus numerosas fotografías las series dedicadas al ambiente marinero en el antiguo puerto de L’Escala, el inicio de las excavaciones en Empúries y la excepcional y muy conocida colección de cabezas de estudio, verdaderos retratos de creación dedicados a los viejos pescadores con caras surcadas de arrugas.

EL PROCESO DE TRABAJO

El festival Ítaca: cultura y acción este año cumple diez años y nos han invitado a Murs de Bitàcola a realizar dos intervenciones como parte de las celebraciones de este aniversario. Dada la singularidad del festival, que actúa diseminado por todo el territorio del Empordà y con la premisa de reivindicar la cultura como un bien básico y necesario, nos pareció que era un proyecto con una filosofía muy afín a la nuestra. Consideramos que las alianzas entre disciplinas y ámbitos culturales fortalecen y refuerzan este tejido creativo y el apoyo mutuo.

La primera obra es esta de L’Escala, en colaboración con el ayuntamiento del pueblo. Se trata de una intervención de muy gran formato -22 metros de ancho por cerca de 10 de altura- llevada a cabo en el parking de las monjas. Ha sido un proceso muy interesante, coordinado y trabajado a tres bandas: el Ayuntamiento de L’Escala, el Festival Ítaca y Murs de Bitàcola, para poner en marcha una obra que hablas del talante y la identidad de la zona. Con este objetivo en mente, el ayuntamiento, en colaboración con el Museo de la anchoa y de la sal de l’Escala, nos hicieron llegar diversas fotografías significativas por el pueblo. Estas fueron el punto de partida de tres diseños en los que trabajamos, para que se hiciera una consulta a toda la comunidad y que fuera el mismo pueblo quien eligiese la imagen final representada en el mural. Curiosamente, desde Murs de Bitàcola, desde la distancia y sin conocer el valor de cada una de las fotografías y lo representativas que representaban para el pueblo, nos parecía que había dos propuestas que tenían más interés artístico; y justamente la tercera, la que nosotros hubiéramos descartado primero, fue la elegida. Esto nos hizo tomar conciencia de que las fotografías, sobre todo aquellas que tienen una carga social y memorística por la comunidad, necesitan las claves y los códigos para poder interpretarlas y apreciarlas con toda su magnitud. Nuestra elección inicial tenía en cuenta el patrimonio memorístico de cada imagen, pero desde el desconocimiento, por lo que la decisión estaba basada en criterios artísticos, de composición y narración visual. Una vez en L’Escala, hemos entendido el porqué de la elección del vecindario: las otras fotografías, a pesar de ser muy representativas del mundo marinero, podrían pertenecer a cualquier localidad, mientras que la fotografía que hemos acabado pintando es indiscutiblemente una imagen de L’Escala y en ella se identifican los espacios singulares del pueblo al tiempo que se valora esta historia ligada al mundo marinero.

A la hora de realizar el diseño hemos tenido muy en cuenta la gama de colores -los colores suelo característicos de las imágenes antiguas unidos con notas más vivas- que representan la calidez del sol del mediterráneo y busca un concepto muy luminoso. A pesar de que sopesamos otras opciones, como utilizar una gama de colores azul para representar el mar, o colores más blancos característicos de los pueblos del mediterráneo, finalmente consideramos que estos colores resultaban armónicos y unían todo lo que queríamos representar. También es muy destacable que los pronósticos del tiempo fueron muy desfavorables, ya que se preveían lluvias casi todos los días que estaríamos pintando. Dado que ya habíamos calendarizado la intervención, decidimos seguir adelante, y ha sido una verdadera gincana meteorológica estar trabajando con lluvia, que nos ha obligado a detener el trabajo y reanudarlo varias veces durante la semana. Algo que nos apresuraba y nos impelía a acabar en el calendario establecido para la finalización del mural era que el parking de las monjas, el emplazamiento donde estábamos realizando la intervención, era el punto de salida de la vuelta ciclista de Cataluña, y, por tanto, era necesario retirar la grúa y toda la infraestructura que estábamos utilizando. La situación ha sido de mucha presión, pero finalmente hemos conseguido acabar dentro del plazo, aunque algo remojados, también muy contentos.

Durante cada día que hemos estado trabajando en L’Escala, hemos recibido las numerosas visitas de todo el mundo que pasaba por allí o venía a dejar el coche, y muchos mayores nos han contado muchos detalles y anécdotas sobre la imagen que estábamos reproduciendo, sobre cómo era L’Escala en ese momento, y nos ha halagado recibir muchas muestras de satisfacción y felicitaciones por parte del vecindario, que también nos han acompañado mucho y nos han dado un gran apoyo durante nuestra estancia en el pueblo. La comunidad se ha volcado en la intervención: nos han cedido escaleras y material necesario, nos han dejado sus espacios para cobijarnos… Lo único que podemos hacer nosotros es devolver este apoyo con nuestro profundo agradecimiento a todo el pueblo de L’Escala.

More
articles