CONTEXTO HISTÓRICO

Una colaboración con Àlex Rebollo

Un home con un pañuelo en el cuello, un diario en italiano doblado bajo el brazo y el puño derecho sobre la sien, parece cantar y mira hacia arriba. Prácticamente podría decirse que mira el cielo. ¿Quién era? ¿Era italiano y el diario que lleva es un ejemplar de Il Legionario, uno de los periódicos que editaban los combatientes italianos en España? Quien sabe…

La fotografía –convertida en un icono– la tomó, en octubre de 1938, el insigne fotógrafo y reportero de guerra Endre Ernő Friedmann, más conocido como Robert Capa. El mismo la catalogó, junto con muchas otras imágenes del momento, con el título «Montblanch, near Barcelona». Un título que ha causado muchos quebraderos de cabeza a los historiadores durante años, porque ni Montblanc está cerca (near) de Barcelona ni lo que sale se parece a la capital de la Conca de Barberà. De hecho, uno de los principales problemas para localizar las fotos, era que apenas salían elementos arquitectónicos o de paisaje que permitieran identificar el lugar preciso. Capa se centró en retratos de primer plano y detalle, capturando la trascendencia del momento a través de los semblantes de sus participantes. Un acierto, dado que las fotografías consiguen transmitir la vivacidad y la emoción de los protagonistas, a la vez que interpelan directamente al espectador, que empatiza con ellos.

A principios de los años 2000, el investigador Nil Thraby logró esclarecer en qué lugar preciso se hicieron las famosas fotos de Capa. Se trataba del acto de despedida de las Brigadas Internacionales que se celebró el martes 25 de octubre de 1938 en el patio porticado del hotel balneario Vil·la Engràcia de Les Masies, en el municipio de Espluga de Francolí; hoy transformado en albergue de la Xanascat, la red joven de albergues de Cataluña.

En otoño de 1936, tras pocos meses del golpe de estado fallido contra el gobierno democrático de la II República que derivó en la Guerra Civil Española, el gobierno de Largo Caballero daba luz verde a la creación de las Brigadas Internacionales para agrupar a los combatientes voluntarios que llevaban semanas llegando a España, entendiendo que la lucha española era también la lucha mundial por hacer frente al fascismo.. Aunque es complicado establecer datos exactos sobre cuántos voluntarios formaron las Brigadas Internacionales, la mayoría de autores apuntan que fueron alrededor de 35.000 hombres y mujeres provenientes de 54 países diferentes a lo largo de todo el período entre la creación, en 1936, y la disolución, en octubre de 1938. Y, desgraciadamente, buena parte de estos voluntarios dejaron allí la vida luchando en favor de la libertad.

Finalmente, el 21 de septiembre de 1938 –con la crucial Batalla del Ebro en marcha– el presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín anunciaba ante la Sociedad de Naciones la retirada de los combatientes extranjeros, lo que suponía el inicio del final de las Brigadas Internacionales. La acción buscaba que el otro bando hiciera lo mismo y que los sublevados dejaran de recibir la ayuda de la Alemania nazi, la Italia fascista y el Portugal del dictador Salazar así como que se abriera la frontera con Francia para poder recibir apoyo exterior. Dos cosas que no sucedieron.

Sin embargo, a finales de octubre del 38 se iniciaba la retirada de las Brigadas Internacionales. Casi en todos los pueblos donde había brigadistas se les brindó una despedida en unos días donde las despedidas se fueron sucediendo hasta llegar al multitudinario homenaje del 28 de octubre a Barcelona. Sin embargo, una de las más relevantes fue la despedida de Les Masies del 25 de octubre de 1938.

A 800 metros del Monasterio de Poblet, este núcleo turístico se creó a finales del siglo XIX, en torno a las aguas medicinales y un entorno natural espectacular, para alojar a familias de la burguesía catalana que pasaban allí sus vacaciones. También niñas sin recursos gracias a las colonias organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona en los años treinta y durante todo el conflicto bélico, sus construcciones –requisadas a sus propietarios– acogieron a refugiados, soldados y un hospital de sangre. A poco más de 30 kilómetros del frente, en octubre del 38, fue uno de los puntos donde se reagruparon los brigadistas para emprender camino hacia Barcelona y el regreso a casa. Cientos de brigadistas como los del Batallón Lincoln que llegaron a Espluga desde Marçà en tren la misma mañana del 25 de octubre. Con ellos, y de ahí la importancia del acto de Les Masies, también asistieron buena parte de los mandos del Estado Mayor del ejército republicano como Vicente Rojo, Juan Modesto o Enrique Líster; dirigentes destacados dentro de las Brigadas como André Marty y Luigi Longo y miembros del gobierno como el propio presidente, Juan Negrín. Sin olvidar a muchos periodistas y fotoperiodistas como Herbert Matthews del New York Times, Pau-Lluís Torrents del Comisariado de propaganda de la Generalitat, Jean Moral del Paris-Soir, el ya citado Robert Capa, el que sería después su socio David Seymour o el corresponsal del Daily Telegraph, Henry Buckley. Gracias a ellos y su trabajo, conservamos el testimonio gráfico de ese día en que hubo parlamentos, música, baile y emociones a flor de piel. En el apartado de discursos, sin duda alguna, cabe destacar el del doctor Negrín, ya que a modo de agradecimiento lanzó la promesa a los brigadistas de obtener la nacionalidad española una vez terminada la guerra. Pero esta promesa no se cumplió hasta 57 años más tarde, cuando un Real Decreto aprobado en 1996 ofreció la nacionalidad española voluntaria a los exbrigadistas a condición de que renunciaran a la propia. Requisito eliminado en la Ley de Memoria Histórica de 2007 y en la actual de Memoria Democrática de 2022.

Terminado el acto, les esperaba, tres días después, la ovación y el reconocimiento por las calles de Barcelona. Pero sobre todo, muchos kilómetros por delante y por desgracia, una vuelta a casa que no fue nada plácida. Muchos acabaron en campos de prisioneros franceses como tantos otros refugiados españoles. Y otros, pese al agotamiento, tuvieron que seguir luchando contra el fascismo y la barbarie en la II Guerra Mundial.

Es necesario, pues, no dejar que el olvido extienda sus alas sobre estos voluntarios y voluntarias por la libertad y que su sacrificio perviva sobre una placa de vidrio en forma de fotografía, sobre una pared en forma de mural, pero por encima de todo en nuestra memoria y la de los que vendrán. Se lo debemos.

Àlex Rebollo Sánchez es historiador y museólogo. Actualmente, sobrevive a la precariedad, combinando el trabajo como autónomo en el sector cultural con la docencia en la Universitat de Barcelona.

Cronología de la conmemoración de la despedida

Desde el descubrimiento de la ubicación de la despedida de las Brigadas Internacionales hasta la restauración de la memoria histórica.

En octubre del año 2003, Nil Thraby, estudioso de la vida de la fotógrafa Gerda Taro —compañera del también fotógrafo Robert Capa—, descubre la correcta localización de la despedida de las Brigadas Internacionales:

«Recientemente tropecé, investigando para una novela, con una serie de fotografías del famoso fotógrafo de guerra Robert Capa (1913-1954) con título «Montblanc, cerca de Barcelona». Mi sorpresa fue mayor cuando leí paralelamente en la excelente biografía escrita por Richard Whelan, que dicho Capa se desplazó el día 25 de octubre 1938 a Montblanc para fotografiar una despedida de las Brigadas Internacionales. Como vivo en el mencionado pueblo «cerca de Barcelona», se despertó de inmediato mi interés. Medio año más tarde y, dicho sea de paso, por una mera casualidad de la vida, di con el lugar donde se hicieron aquellas fotos. Junto con las fotos y el lugar descubrí uno de los últimos capítulos de la Guerra Civil.»

A partir de esto, la asociación No jubilem la memòria organiza un acto en ese mismo lugar en conmemoración del 65 aniversario de la despedida de las Brigadas en Les Masies. En el acto participa, entre otros, el brigadista Milton Wolf, los historiadores Paul Preston y Gabriel Jackson; así como Oriol Grau, Dan Bessie y Andreu Mayayo. Se inaugura la exposición «Els últims quinze dies de les Brigades Internacionals» (‘los últimos quince días de las Brigadas Internacionales’) con fotografías inéditas; y el Museo de la Vida Rural reproduce las pancartas que había colgadas en el patio en el acto original.

Ese mismo mes, el Ayuntamiento de Espluga de Francolí instala una placa de metacrilato en el patio del albergue donde se alojaron los Brigadistas.

En agosto de 2005, el Museo de la vida Rural presenta el proyecto museográfico Exposición permanente interpretativa de la despedida de las BBII en Espluga de Francolí; un proyecto que, pese a la buena sintonía entre los diferentes agentes y entidades que debían llevarlo a cabo, quedó en vía muerta. Por último, es en noviembre de 2015 cuando se inaugura la exposición permanente conmemorativa de las BBII, creada por la Asunta Benaiges, directora del Campo de Aprendizaje de los Monasterios del Cister.

En octubre de 2011, Terre de Fraternité, liderado por Sr. Guy Saurat, de nacionalidad francesa, organiza una visita al Albergue por parte de antiguos brigadistas, familias, amigos, estudiosos y entidades de 8 países distintos. Tras la visita al albergue visitan el MVR.

Paralelamente, durante los cursos 2012-2013 y 2013-2014 el Campo de Aprendizaje diseña e implementa una actividad educativa.

En enero de 2018, Memorial Democràtic organiza el acto conmemorativo del 80 aniversario del traspaso de armas y banderas de las Brigadas Internacionales al Gobierno de la República. Preside el acto la actual consejera de Justicia, Ester Capella. Asisten, entre otros, representantes de la Associacione Italiana, Combattenti Volontari, Asociació Catalana, Expressos Polítics del Franquisme, Amical de les Brigades Internacionals. Se instala una peana conmemorativa en la entrada del Albergue.

El 22 de febrero de 2021, el Ayuntamiento recibe la primera convocatoria de Memorial Democràtic, para reactivar los espacios de la Red de Espacios de Memoria, con las CoP, las Comunidades Abiertas de Prácticas de Memorial Democràtic. Durante la primavera de este año, el Ayuntamiento de Espluga de Francolí impulsa una serie de encuentros para reactivar el espacio de memoria dentro de la red de espacios de memoria de Memorial Democrático.

Dos años después, en febrero de 2023, el artista Roc Blackblock ejecuta un mural en la fachada del albergue, con la reproducción de una fotografía tomada por el fotógrafo Robert Capa el mismo día de la despedida de las BBII.

EL PROCESO DE TRABAJO

Desde que nos planteamos y tuvimos la oportunidad de empezar a trabajar en la Espluga con el proyecto de hacer un mural en el actual albergue de la Espluga, nuestro punto de partida fue visibilizar desde fuera del edificio lo que había sucedido puertas adentro: la despedida de las brigadas. El motivo es que nosotros mismos habíamos pasado por delante y habíamos detectado que se trata de una zona con una carretera muy transitada, pero todos los indicadores de memoria (un atril, una placa del ayuntamiento…) solo se ven a pie plano, cuando te encuentras justo delante. Por eso nos parecía que era importante que desde la distancia se identificara este episodio, ya que era la forma de visibilizarlo. Por tanto, a la hora de valorar en qué pared nos parecía más adecuada realizar la intervención, escogimos la que era más visible desde la carretera que pasa por el lado.

A la hora de plantear qué imagen ilustrar y cómo insertarla en la pared, también planteamos como un requisito indispensable ser respetuosos con el edificio, conscientes de que sería una intervención significativa, con un fuerte impacto visual. Nuestra idea era integrar la imagen y que tuviera una cierta concordancia con la fachada, y la forma que nos pareció más adecuada de hacer esto fue utilizando una gama de colores que fuera propia del edificio. En este sentido, por tanto, hemos trabajado con un proyecto de medias tintas: el color original de la pared es el tono medio de nuestra paleta cromática. Para completar la escala, escogimos un color más oscuro, pero de la misma gama; mientras que todos los colores más claros los hemos creado a partir de la mezcla del color original de la pared con el color del marco de las ventanas y las esquineras del edificio, un color entre crema y blanco roto, por lo que el conjunto quedaba armonizado e integrado con la fachada, que nos permitía trabajar con una escalera monocromática adecuada para el edificio.

A la hora de escoger la imagen también nos hemos topado con varios problemas: el primero fue cuál de las imágenes elegir. Teníamos la generosidad de contar con el archivo fotográfico de Henry Bakley, cedido por su familia, unas imágenes de un valor histórico incalculable y muy interesantes, pero que fotográficamente tenían muy poca resolución, y nos pareció que, debida su complejidad en la composición, requerirían que el espectador se ubicara en un punto muy concreto para poder captar el conjunto. Como también éramos conocedores de las míticas historias de Robert Capa y la bonita historia de cómo se descubrió su localización, el actual Albergue de Juventud, empezamos a trabajar con la posibilidad de reproducir una de estas imágenes. Finalmente, después de consensuarlo con todos los actores que han formado parte de este proceso —Albergue, Ayuntamiento, Campo de Aprendizaje…— tomamos la determinación de trabajar con esta fotografía, que nos parecía una de las imágenes más icónicas de Capa de la Guerra Civil, que a su vez encajaba perfectamente con los parámetros de Muros de Bitácora, de pintar las imágenes donde han pasado, y, por tanto, nos parecía que era una oportunidad única que difícilmente se volvería a repetir. Por eso asumimos el coste de tener los derechos para reproducir esta fotografía, entendiendo que era una inversión que valía la pena hacer por el proyecto. A pesar de tener que renunciar a imágenes que mostraban el volumen de brigadistas que participaron en el acto o que contenían elementos arquitectónicos y paisajísticos que permitían identificar la ubicación, consideramos que la fotografía tenía una gran potencia visual y retrataba una escena emotiva y sugerente, y esto era un punto a favor.

La ejecución de la obra se ha realizado con pintura plástica y reproduciendo la fotografía con esta escalera cromática de tonos tierra del edificio. También ha sido un reto encontrar la forma óptima de encajar la imagen dentro de la fachada, dado que teníamos una serie de ventanas que ocultaban partes de la imagen, por eso hemos tenido que decidir cómo colocar la imagen para no perder ningún elemento significativo, como pueden ser los rostros de los brigadistas, detalles interesantes como el diario que lleva bajo el brazo el brigadista, los puños levantados… El resultado ha sido un diseño que consideramos que cumple bien esta función, porque no pasa desapercibido por nadie que pase por la calle y claramente indica que el Albergue es un espacio directamente relacionado con la historia de las Brigadas Internacionales.

Ha sido un privilegio poder trabajar con un equipo tan amplio de actores interesantes en el proyecto: la Red de Albergues de Cataluña, el Ayuntamiento y el Campo de Aprendizaje; que nos han permitido terminar realizando esta intervención.

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