CONTEXTO HISTÓRICO

Un artículo de Pep Cara.

Los hechos del Molí de la Bassa

La noche del jueves 10 al viernes 11 de noviembre de 1949 la Guardia Civil fue deteniendo a mujeres y hombres del alto Llobregat (comarcas de El Berguedà y El Bages), en especial a y sus alrededores, hasta 27. El motivo era acabar con la la guerrilla anarquista, dejándola sin base, eliminando los enlaces, los colaboradores; en definitiva, la red de apoyo a los grupos de Marcel·lí Massana y del Ramon Vila Capdevila. El régimen quería acabar con la única resistencia que había: los militantes anarquistas que habían protagonizado la evolución social y la guerra del 36 y que no se habían rendido.

Se dice que hubo delaciones, que la labor de algunos colaboradores era demasiado conocida o que el detonante fue el intento de atraco a la empresa que explotaba las minas por parte del grupo del Massana. Sea como fuere la detención de Manuel Sabaté y sus interrogatorios marcaron lo que sería la gran caída de 1949 en el alto Llobregat. En 1949 es la fecha clave en la desfachatez de la mayor parte de los grupos anarquistas que luchaban contra el franquismo, tanto en Barcelona, como en El Bages y El Berguedà.

Joan Canudas del Molí de la Bassa protagonizaba la ignominia al hacer capturar y conducir de nuevo al Cuartel de la Guardia Civil —en la plaza de Les Fonts— a Josep Bertobillo que había huido del cuartel por detrás.

Viernes, sábado y domingo de interrogatorios y torturas. El lunes 14 de noviembre a las siete de la mañana llevaban tres de los detenidos a Vilada. Eran Joan Vilella, «el Moreno», payés de Santa Eugínia, Josep Puertas, «el Chato», trabajador de Fígols y Josep Bertobillo minero de Fígols. Cerca del puente de Vilada se les aplicaba la «ley de fugas».

En Sallent la mañana del día 11 la Guardia Civil detiene a los hermanos Guitó simplemente por el hecho de ser tíos de Marcel·lí Massana. Los llevan al Cuartel de donde serán torturados. El día 16 por la mañana son conducidos a Balsareny donde la Guardia Civil los asesinará por medio de la ley de fugas. Ellos vivían en el Mas Rocaus y habían acogido al Massana no como base guerrillera, que no lo era, sino en una ocasión que él Marcel·lí quiso visitar a sus tíos.

En 1951 Joan Canudas del Molí de la Bassa se salvaría de la venganza que el grupo de Ramon Vila se proponía llevar a cabo. Tras los asesinatos de 1949 la comarcal de L’Alt Llobregat de la CNT decidió que había que actuar, responder en estos asesinatos de la Guardia Civil. Ramon Vila Capdevila estaba dispuesto. Ramón entró con un grupo en octubre de 1951 con un grupo de acción con varios objetivos de sabotaje y una venganza hacia Joan Canudas. Sin embargo, una vez en El Berguedà del grupo se separará Martí Mascort, un compañero de Llagostera que fue detenido en Martorell de la Selva. Martí declaró las acciones realizadas y para hacer del grupo de Ramon Vila, indicando que una de las acciones era el asesinato de Joan Canudas como venganza por los hechos de 1949. Cuando el grupo de Ramón se acercó al Molí de la Bassa en armados y con explosivos, fueron recibidos a tiros. Tuvieron que retirarse.

Esta salvajada franquista contó con el silencio cómplice de gran parte de la sociedad. Y tras el silencio impuesto, con la restauración monárquica de 1975 la cosa no cambiará. A partir de 1998 y a pesar de las instituciones, el recuerdo público se activará a partir de la labor de colectivos anarquistas de con la Marcha Homenaje a los Maquis. Hoy, en 2024, el mural del Roc BlackBlock sobre el Molino de la Alberca nos recuerda aquellos hechos y señala esbirros y resistentes.

Biografía de Ramon Vila Capdevila

Ramon Vila nació en el pueblo de Solivella, en la comarca de El Berguedà, el 1 de abril de 1908. Sus compañeros le decían, entre otros apodos, «Passos llargs», por el ritmo que tenía cuando caminaba, pero era más conocido por, «Caracremada»apodo que le puso la policía franquista por las cicatrices que tenía en la cara, producidas en un incendio en su casa cuando era muy joven y donde murió su madre.

Vila participó en la huelga revolucionaria del Alt Llobregat de 1932, y en la subsiguiente represión fue encarcelado en Manresa. En el periodo comprendido entre su puesta en libertad y el inicio de la Guerra Civil en 1936, Vila cambió a menudo de residencia y participó en múltiples luchas sociales. Estuvo en Barcelona y en Valencia, donde participó en varios atracos y fue a parar a la cárcel.

Al estallar la revolución social, Ramon Vila se unió en un primer momento a la mítica Columna de Hierro. Al militarizarse las columnas vuelve a y allíse incorpora a la 153 Brigada Mixta (antigua Columna Tierra y Libertad) con los compañeros de Berga. Posteriormente, al final de la guerra ocupó el cargo de delegado de suministros en las minas de Fígols.

Después de la victoria franquista en 1939, Vila cruzó la frontera francesa y fue internado en el campo de Sant Cebrià y después en Argelers. Al año siguiente, sin embargo, Vila se escapó y regresó a España. Fue entonces cuando formó un grupo de resistencia que atravesaba los Pirineos. Fue detenido por los alemanes, encarcelado y posteriormente enviado a realizar trabajos forzados a una mina de bauxita. También de ahí, al cabo de un tiempo, se escapó y se incorporó a la resistencia francesa de la zona de Limoges, en el réseau Menessier. Poco después entra en los Franc-Tireurs et Partisans y luego en el Armée Secrète. Ramon Vila fue el técnico de operaciones. Comenzó con dieciocho hombres y acabó dirigiendo doscientos, la mayoría libertarios españoles. Es recordado por sus acciones con explosivos y para evitar la violencia con los enemigos capturados. Voló un tren con soldados de la tercera división Panzer SS Das Reich y, como represalia, las SS mataron a toda la población, más de seiscientas personas, de Oradur-Sur-Glane. La respuesta fue el exterminio de la Das Reich responsable de la acción por parte de los hombres de Ramón. Todavía se incorporó a un nuevo batallón, el Libertad, también de anarquistas españoles, con los que luchó contra los últimos reductos nazis.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, comenzó a operar con los grupos de acción anarquistas en Cataluña, principalmente como guía y también de cajero en el grupo de Massana. Actuó sobre todo en El Bages y en El Berguedà. A partir de los años cincuenta actuará casi solo o con uno o dos compañeros. De carácter incansable, era difícil seguir su ritmo caminando entre las montañas. Causó grandes problemas en el régimen haciendo explotar las torres eléctricas que encontraba por las rutas que él transitaba. Finalmente, fue asesinado en una emboscada de la guardia civil cerca de la masía de La Creu del Perelló, la noche del 7 de agosto de 1963.

Vila fue enterrado en el exterior del cementerio de Castellnou de Bages. Un homenaje a Sallent en 1978, prohibido en el último momento, fue el primero de los actos en recuerdo suyo. En 1998, con el nacimiento de la Marcha-Homenaje a los Maquis, su memoria se volvería a reivindicar con diferentes acciones. Durante la restauración del cementerio de Castellnou del Bages, en julio de 2000, se modificó su estructura para permitir que la tumba de Ramon Vila estuviera integrada dentro del cementerio y se colocó una placa.

Biografía de Marcel·lí Massana

Marcel·lí Massana nació en 1918, en la calle de Mossèn Huch.

Hijo de Marcelo y Concepción, era el menor de tres hermanos. Quedó huérfano de madre a los pocos días de nacer, y cuando tenía 5 años perdió a su padre, que murió en un accidente laboral. En estos primeros años de vida, ocupa el lugar de su madre su nodriza, Filomena Solé, para quien siempre conservó un gran afecto. De los 7 a los 13 años se crió bajo la tutela de su tío Joan Massana, sacerdote en Solsona, que lo ingresó en la escuela clerical La Salle. Más adelante se instaló en la Masía Rocaus, en Sallent, con su tío Miguel Guito, a quien ayudaba trabajando como aprendiz de afilador. los 14 años entró a trabajar en la fábrica de Can Rodergas, en, y después en Cal Pixaví. Más tarde se afilió a la CNT.

Al estallar la Guerra Civil Española participó activamente en el proceso revolucionario que se inició. En agosto se enrolaría en la columna Tierra y Libertad, que combatió en el frente de Madrid. Regresó a y más tarde se incorporó a la columna Carot y Castan del frente de Aragón, donde ascendió a teniente del Ejército Popular de la República en 1938.

Acabada la guerra le condenaron a 15 años de prisión, y estuvo en Barcelona y Madrid. En 1943 obtiene la condicional y al cabo de unos meses decide desaparecer y, naturalmente, no se presenta cuando lo llaman a filas. Volverá a la comarca, donde trabajó en el bosque e hizo de contrabandista.

En 1945 Massana cruzaba la frontera. Era el primer viaje de acción antifranquista y formaba parte de un grupo de ocho hombres. Dieron un golpe económico a la iglesia de Espinalbet, con sermón del Marcelo incluido antes de «pasar el platito». A partir de esta acción, las entradas a territorio español desde Francia se repitieron durante años, hasta 1950. Expropiaciones, sabotajes, acciones de escarmiento y revancha, secuestros, entrada de materiales diversos para los compañeros del interior, o sacar gente amenazada hacia Francia, fueron algunas de las acciones realizadas por su grupo. Massana se convirtió en un mito en las comarcas de El Bages y El Berguedà, zonas donde actuó principalmente. Fue un grupo bien organizado y seguro. Son conocidos los secuestros de Can Flaquer (Pont de Vilomara) o de Cal Jaques (Espinalbet), los atracos a la fábrica Sanglas de la Plana o el fallido golpe en las minas de Fígols. También fueron importantes la voladura del tubo de los Carburos y el hecho de llevar a Josep Peirats —secretario de la CNT del exilio— a reunirse con los delegados de la CNT del interior, venidos de Barcelona. Una de las acciones más importantes fue la voladura de casi un kilómetro de vía de tren y de algunas torres eléctricas en Terrassa. Al hablar de Massana también nos vienen a la cabeza las anécdotas humorísticas que protagonizó, como dejar pagado un café al capitán de la Guardia Civil en un bar de y dedicarle a radio Andorra l’Espérame en el cielo de Machín, o la carta burlesca a la viuda de un guardia civil que mató en defensa propia a Cal Casasaies, en El Pont de Vilomara.

No podemos hablar de Massana, ni de los maquis, sin hablar de las grandes caídas de 1949, tanto en Barcelona como en El Bages y en El Berguedà. En estas últimas comarcas detuvieron a más de treinta personas, muchas de las cuales fueron encarceladas durante meses. Tres amigos y colaboradores de Massana fueron asesinados: Josep Puertas, Josep Bertobillo y Joan Vilella.

En el verano de 1950, Massana efectuó la última incursión en España, y poco después abandonó la lucha armada cuando los comités de la CNT en el exilio quisieron abandonar la lucha guerrillera. Además, coincidió en que fue juzgado en Francia y que el gobierno franquista reclamó su extradición. Gràcies a les gestions del seu amic i company Josep Ester i a la pressió de l’exili anarquista l’extradició es va evitar.

En 1979 se editó una biografía suya «autorizada» escrita por Josep Maria Reguant. Volvió a Cataluña y a con el libro, e hizo presentaciones por todas partes. Se afilió al Sindicato del Metal de Barcelona de la CNT y regresó a Francia, donde murió en 1981. Está enterrado en el cementerio del pueblo de Les Bordes-sur-Lez (Ariège).

J. Cara Rincón nacido en 1976, hijo de trabajadores del textil. Es historiador y antropólogo. Desde 1997 milita en proyectos libertarios. Forma parte del Centro de Estudios Josep Ester Borràs, del Ateneo Columna Tierra y Libertad y desde 2017 prioriza la militancia en la CGT de El Berguedà. Asalariado en Educación.

Bibliografía:

REGUANT, JOSÉ MARIA. Marcelino Massana ¿Terrorismo o resistencia? Barcelona: Dopesa, 1979.

CLARA, JOSEP. Ramon Vila, Caracremada el darrer maqui català. Barcelona: Rafael Dalmau, Editor, 2002.

CLARA, JOSEP. Marcel·li Massana, l’home més buscat. Barcelona: Rafael Dalmau, Editor, 2005.

FLORES, PEDRO. Apoteosis de la acción. Ramon Vila Capdevila. Caracas: Monografia de Ruta núm. 40, 1980.

BUSQUETS, JOAN. El Senzill. Guerrilla i presó d’un maquis. Berga: Centre d’Estudis Josep Ester Borràs, 2011.

SERRA FONTELLES, JAUME. L’ombra del maquis. Solsona: Solsona Comunicacions, 2001.

EL PROCESO DE TRABAJO

En febrero de 2023, después de tratar de llevar a cabo algunos proyectos de manera infructuosa, hicimos un llamamiento a través de las redes sociales (especialmente Twitter) para buscar nuevas vías y recursos para conseguirlo. En el llamamiento que hicimos proponíamos a colectivos, entidades y organizaciones de todo el territorio que tuvieran ganas y posibilidades de encontrar paredes donde llevar a cabo intervenciones en torno a la historia de los maquis, unir esfuerzos. Considerábamos que este era un tema que difícilmente nos llegaría como encargo profesional formal de las instituciones. Proponíamos aliarnos para llevar a cabo estas intervenciones. Fueron varios grupos, colectivos y ateneo los que respondieron, entre ellos el Centro de Estudios Josep Ester Borràs de Berga y el Ateneo Libertario.

El proceso y la búsqueda de las paredes ha sido largo, algunos de los colectivos que han estado buscando paredes de manera intensa no han conseguido el objetivo. Finalmente, desde Berga salió este muro que cumplía muchos requisitos. Como era un proyecto que no tenía recursos ni financiación, se ha tenido que ir retrasando para encajarlo dentro de la agenda y también dar un tiempo a que las iniciativas de autogestión (como la venta de láminas) diera sus frutos.

Cuando vimos la pared en seguida encontramos que era un espacio muy singular y especial: en lugar de un solo muro nos encontramos varios muros, paredes curvas, con escaleras, con entrantes y salientes. . . En definitiva, un espacio muy interesante pero al mismo tiempo muy complicado para trabajar en él. Por otra parte, la información que nos facilitó en Pep Cara nos resultó otro punto a favor de aquella ubicación: el muro está justo delante del escenario de uno de los episodios de Ramon Vila Capdevila.

La anchura de la acera, la inclinación de la calle y varios aspectos más hacían imposible trabajar con grúa, dado que la altura no era excesivamente alta y disponíamos de pocos recursos económicos, decidieron trabajar con un pequeño andamio y una escalera de mano. Esta intervención, por tanto, ha sido bastante condicionada por los recursos técnicos, con más medios quizás se habría hecho una propuesta gráfica diferente. Así pues, el diseño fue un equilibrio entre una ejecución técnicamente viable y que al mismo tiempo permitiera plantear todos los contenidos.

Intentando aprovechar las particularidades de la zona, no disponer de una pared continua sino de todo un espacio transitable, con diferentes paredes y múltiples puntos de vista, fuimos configurando lo que finalmente ha sido una secuencia narrativa sobre la temática.

Considerábamos importante hacer en una de las paredes el retrato, darle protagonismo a la imagen más conocida de Ramon Vila Capdevila.

En otro muro nos pareció oportuno describir, de manera genérica, la actividad de los maquis en Cataluña y de Ramon Vila Capdevila en concreto, las acciones armadas con el fin de desestabilizar el Régimen, como la colocación de explosivos en las torres de alta tensión. La imagen pintada no reproduce ninguna fotografía, es una ilustración de esta actividad guerrillera.

Por la pared frontal y central el contenido estaba claro. El muro queda justo delante del molino (o más bien, lo que queda) donde sucedió el episodio destacado de Ramon Vila Capdevila y, por tanto, eso es lo que tratamos de ilustrar. Después de una búsqueda intensiva de fotografías, optó por reproducir (con algunas adaptaciones) una imagen que bien podía ser una recreación de los hechos que sucedieron.

Después de una búsqueda intensiva de fotografías, optó por reproducir (con algunas adaptaciones) una imagen que bien podía ser una recreación de los hechos que sucedieron. Con este objetivo y el asesoramiento de Pep Cara, optó por reproducir una masía que fue base guerrillera, uno de los espacios donde los maquis encontraban refugio.

La elección de la gama cromática ha sido fruto, una vez más, de no querer hacer una intervención muy disruptiva, sino que se integrara visualmente con el entorno, pero también condicionada por el hecho de no tener financiación por el mural, ya que esto nos llevó usar el material que disponíamos de otras intervenciones.

More
articles